El día de mi muerte: nace la industria muere la naturaleza
- Luisa Baracaldo
- 9 nov 2015
- 2 Min. de lectura
No puedo imaginar que hoy sea el día en que mis sueños se romperán, en que mis ilusiones se perderán en el silencio, en que el dolor invadirá todo mi cuerpo.
Cuando era un pequeño, tan solo imaginaba qué haría de grande; tal vez poder ver el amanecer cada día, sentir las cosquillitas del sol por todo mi cuerpo, el canto de los pájaros cerca de mi o también ver, desde las alturas, el más maravilloso retrato pintado por las manos de la vida… los venados, e incluso, las hormigas formadas en filitas, una tras otra, trabadoras sin igual.
Hoy recuerdo los relatos de mis abuelos, sobre aquellos hombres sin sentimientos de la ciudad, sin almas, pendientes del dinero, quienes acabaron con la mayor parte de mi familia, me quedé sin primos con quienes jugar, sin tíos alcahuetes, sin tías querendonas, me quedé sin recuerdos para mi futuro; lo único que jamás se borrará de mi mente serán las figuras tenues que bajo sus manos destruyeron y arruinaron miles de vidas.
La calma de este lugar se ve irrumpida por aquellos hombres que se acercan a mí, con sus máquinas de muerte prendidas que infunden temor en cada centímetro verde a mi alrededor, ese ruido que logra remover mis raíces, estremecer mi tronco y agitar mis ramas, caminan rápidamente hacia mí, no les importa mi corta edad, mi escasa estatura o la debilidad de mis ramas; aún sus palabras retumban en mi mente desordenada: “lo importante es la producción…”
Mi vida se termina sin poder ver quién seré, a quién ayudaré y a quién haré feliz.
En el artículo El impacto ambiental de la industria papelera más alta de lo que imaginas de Valentina Pizarro, se asegura que “se utilizan unos 17 árboles para fabricar una tonelada de papel. Es decir que, de reciclarse unos 54 kilos de papel, se ahorraría el uso de 1 árbol en la industria. Un árbol proporciona oxígeno para que respiren 3 personas al día”, siendo además utilizadas 324 litros de agua para la producción de 4 cuadernos de 100 hojas.

Ponle sentido a la vida, recicla hoy para sonreír y respirar mañana.
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